Por Jessy Ramírez
Pareciera fácil encontrar pareja, hay muchas en el mundo, pero, ¿por qué está siendo tan complicado encontrar una persona que sea exactamente como necesito?
Cabe aclarar que esta pregunta no solo te la estás haciendo tú, sino muchas personas en el planeta, y la respuesta es bastante complicada, ya que es multifactorial, y abarca desde tu historia personal, tus necesidades reales, tu encantadora personalidad, y hasta tus expectativas.
Estás expectativas, parecieran que fueran del todo tuyas, pero la realidad, es qué en su mayoría, son construidas en base a las etiquetas sociales, es decir, a lo que se espera de ti. Estas etiquetas también son conocidas como mandatos sociales, y se pueden definir cómo aquellas normas que son impuestas por la sociedad dependiendo del tipo de genitales con los que cuentas. Ya que, obviamente, lo que se espera de una mujer es muy diferente a lo que se espera del hombre.
Estos mandatos se aplican también en la creación y mantenimiento de nuestras relaciones de pareja. Y cuando hablamos específicamente en conseguir una, tienen relevancia aquellos mandatos relacionados con el amor romántico y con la apertura sexual.
El que más me preocupa es el del amor romántico, aquel, que los medios masivos de comunicación han perpetuado con la enorme cantidad de historias que terminan igual. Fomentando dos cosas: la limitación del actuar femenino en la búsqueda del amor desde dos posibles posturas: la buena (madre y esposa) o la transgresora (la amante); y el exigir al compañero que sea la fuente qué satisfaga todas nuestras necesidades. Esto genera una gran presión tanto para el (la) que busca cómo para el (la) prospecto. Y si a eso le anexamos todas las cualidades, actitudes, habilidades, miradas, caricias, sonrisas, comportamientos y detalles que el otro(a) “debe de tener” para que tu seas feliz y pueda ser considerado(a) como “pareja aceptable/decente” y/o tú te sientas satisfecha(o) como persona, el encontrar pareja se vuelve un deporte que requiere una alta tolerancia a la frustración.
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Por lo cual, si sufres de este problema, te quiero invitar a que te preguntes, ¿qué me han enseñado que tiene que ser una pareja? ¿Qué me han enseñado de lo que tiene que ser el amor? ¿Cómo debo ser yo al buscar una pareja? ¿Cómo tiene que darse este encuentro? ¿Realmente necesito una pareja para validarme como ser humano?
Sé que son muchas preguntas, pero también creo que no hay momento mejor que hoy para contestarlas.
Si las respuestas no te gustan, te invito a plantearte nuevas respuestas, unas que coincidan contigo, con cómo te quieres sentir con esa persona y con tu proyecto de vida. Y si no puedes hacerlo sola te invito a que busques ayuda profesional, ya que vida solo hay una y lo único que no puedes darte el lujo de perder, es el tiempo.
Por mi parte hoy es todo. Te agradezco tu interés en este artículo y no me queda más que despedirme de ti, recordándote que no estás solo(a) y deseándote el mejor de los días.